Las décadas de 1960 y 1970 se caracterizan por el impacto del desarrollo de la industria automotriz, la influencia del capital extranjero en empresas mexicanas, así como la inversión del gobierno en la infraestructura del transporte —con apoyo del Banco Mundial—, la industria petroquímica y los sectores eléctrico y petrolero, entre otros. Pero a pesar del fortalecimiento de la economía del país, el peso mexicano era considerado una de las monedas más débiles del mundo.
Pronto vendría un desarrollo significativo para las comunicaciones: se otorgaron licencias de radio y televisión, pero fue la telefonía la que marcó una nueva perspectiva de modernidad.
En 1969, el presidente Gustavo Díaz Ordaz inauguró la fábrica de billetes dependiente del Banco de México. Cuatro años después, en 1973, la ley de inversiones declaró exclusivas del Estado diversas actividades estratégicas para la economía —hidrocarburos, minerales radioactivos, generación de energía nuclear, petroquímica básica, electricidad y ferrocarriles—, y reservando para empresarios mexicanos la industria en transporte, explotación forestal, distribución de gas, radio y televisión.
La modernización bursátil de la década de 1970 fue tan importante que se consideró la posibilidad de que el mercado de valores pudiese operar como una alternativa financiera.
La Bolsa es aceptada por unanimidad como miembro de la Federación Internacional de Bolsas de Valores.
La Bolsa de Valores de México cambia su denominación a Bolsa Mexicana de Valores, e incorpora a las Bolsas de Guadalajara y Monterrey: se consolida una sola Bolsa.
Entra en vigor la nueva Ley del Mercado de Valores en la cual se otorga al mercado bursátil su propio marco jurídico.
La Bolsa deja de ser una institución auxiliar de crédito para desenvolverse como una entidad autónoma.
La Bolsa instala un equipo de cómputo IBM para agilizar los movimientos del salón de remates.
El Consejo designa comisarios para que al concluir las actividades de remate se hagan los ajustes oportunos y se nombra un Comité de Liquidaciones para que funcione como árbitro.
Se constituye la Asociación Mexicana de Capacitación Bursátil. Nace el Instituto para Depósito de Valores (Indeval) cuya función es ser custodio y registro de las transacciones de documentos de oferta pública así como el depositario central de valores de México. Hasta 1994 era el único responsable de las transferencias de valores, el pago de las cuales era concentrado por contrapartes.